martes, 29 de abril de 2008

The Shins: Ni tan indies ni tan populares


Una Natalie Portman bastante pirucha está en la sala de espera del consultorio con Zach "eldeScrubs" Braff. Recién se conocen, y ella le encaja los auriculares de su discman. "Van a cambiar tu vida" le dice, justo antes de hacerle escuchar New Slang.
Esa fue la primera vez que escuché a The Shins, hace un par de años cuando veía Garden State, película de esas de "bajo presupuesto" en Hollywood, que salen como 2 millones de dólares. La brumosa introducción de New Slang se va colando a través de tus oídos, muuuy de a poco, hasta que la voz de James Mercer empieza, hipnótica: "gold teeth and a curse for this town were all in my mouth...".


The Shins, banda oriunda de Albuquerque, Nuevo Mexico, está integrada por el tecladista Marty Crandall, el bajista Dave Hernandez, Jesse Sandolval en batería y el cantante, guitarrista y compositor de todo el material de The Shins, James Mercer. Cuatro tipos con mucha pinta de perdedores, bien bien raros. Podrían ser los cuatro de The Big Bang Theory (que, dicho sea de paso, está buenísima).

El contrato para el primer disco de la banda en 2001, llegó en el momento justo para Mercer, quien ya estaba resignándose a tener que volver a la universidad a falta de éxito musical, y hasta avisó a sus padres, "éste es mi último intento con la música".
Es que Mercer cargaba en sus espaldas con un largo camino recorrido, no solamente en la música. Pasó su infancia trasladándose de una punta del planeta a la otra, sintiéndose indefectiblemente el bicho raro, debido al trabajo de su padre, un coronel de la Fuerza Aérea. Así que una vez que retorna a Estados Unidos, ya está curtido en el asunto de la carretera, habiendo absorbido de primera mano influencias musicales de los lugares en los que vivió, como le sucedió con The Cure y The Smiths durante su estadía en Inglaterra.

El gérmen de The Shins sería la anterior banda de Mercer, Flake, a la que más tarde se unieron Sandoval y Crandall, impresionados con la personalidad y talento de James. Sin ambargo, la banda no duraría mucho más. Los nuevos intereses musicales de Mercer junto con su necesidad de abandonar la forzada actitud punk que venía manteniedo, llevaron a un cambio de dirección que se traduciría en la formación de The Shins. Ahora Mercer, tipo obsesivo y detallista, se convertiría definitivamente en el director de la orquesta, consolidándose como el indiscutible frontman de la banda.

Finalmente, Oh, Inverted World, el primero (y mi favorito personal) de los tres discos de The Shins (después vendrían Chutes Too Narrow en 2003 y el más reciente Wincing The Night Away, del 2007), junto con la participación en el soundtrack de Garden State, los propulsaría a la fama, o por lo menos a toda la fama a la que puede ser propulsada una banda que es catalogada como indie, y está orgullosa de serlo.
Según Mercer, se trata de poseer una originalidad que no abunda en éstos tiempos: "Creo que bandas indie como nosotros o Modest Mouse se están volviendo populares por el mismo motivo por el que yo compré una casa de 1940. Crecer en la era del Wal-Mart y 7-Eleven -otra cadena de supermercados-, que fueron el paisaje de mi infancia, te hace estar hambriento por autenticidad. Hay algo real ahí afuera que podés comprar, pero tenés que escarbar para encontrarlo. La gente está harta de la falsedad.".
Y parte de ese ser auténticos surge del mismo proceso creativo que origina los discos de The Shins. Las letras y melodías están impregnadas de la melancolía y el sentimiento de no encajar de Mercer, así como también de las circunstancias concretas en las que las canciones fueron escritas: Wincing es una fiel muestra de esto con su atmósfera sombría y aún más melancólica que los discos anteriores, que refleja los tiempos difíciles que atravesaba viéndose atado a un trabajo que no le gustaba, la separación de su novia de ese entonces y el insomio que lo aquejaba. Y contribuye también a esa oscuridad el hecho de haber vivido junto a una crack house, donde veía "cómo un proxeneta muele a palos a una prostituta sin dientes", durante la composición del disco.

Sin embargo, a la hora de grabar Wincing, Mercer cambió de ambiente y se mudó a Portland (donde compró la ex casa de Elliott Smith , la cual muestra orgulloso a sus visitantes), aunque manteniendo el método para hacer discos que emplearon en los dos primeros con tan buenos resultados: es en el sótano del cantante donde la banda se instala para grabar; un acontecimiento que se toman con mucha calma. Obtienen el sonido rico en texturas, atmosférico pero relajado, que persiguen, creando idénticas condiciones en el estudio. El propio bajista de la banda describe las "raíces del grupo como colocarse y escuchar a Pink Floyd". Mucho estar tirado en sillones tomando cerveza y fumando porro a las 5 de la mañana, dicen, fue básicamente de lo que se trató el proceso de gestación de OIW.

No sé si, como dice Natalie Portman, The Shins te van a cambiar la vida. Pero vale la pena dejarlos intentarlo.





jueves, 24 de abril de 2008

5 Canciones buena onda

5 canciones, medio boludas algunas de ellas pero que me ponen de buenas.


1- Mint Car - The Cure



2- The World Ain't Slowing Down - Paul Ellis



3- The Boys Are Back In Town - Thin Lizzy



4- What's The World Got In Store - Wilco



5- A Friend Like You - Aberfeldy

miércoles, 16 de abril de 2008

"A Love Song For Bobby Long" o "De cómo el mundo conspiró para que no durmiera siesta"


Tarde de zapping. Ultimamente vengo durmiendo pésimo y sé que tengo que dormir la siesta aunque sea media hora si pretendo sobrevivir hasta la noche. Así que me tiro en la cama, control remoto en mano, y hago un recorrido de punta a punta de la programación para encontrar algún programa medio pelo de esos que siempre me ayudan a conciliar el sueño.

Paso por Hallmark, canal de las películas de chicas adolescentes embarazadas por excelencia, y me paro ahí. La escena muestra a un grupo de hombres y una chica reunidos en una especie de jardín de atrás lleno de basura/descampado, sentados en sillones medio arruinados, guitarra y botellas de cerveza a su alrededor. El que está sentado en el sillón de dos plazas y que está contando una historia sobre su infancia con la intención de incomodar a la chica, es John Travolta, con el pelo teñido de rubio, casi blanco. La chica es Scarlett Johansson.

Y acá tengo que hacer un paréntesis. Scarlett Johansson me cae pésimo. Mi amiga Vicky me dice que es porque le tengo bronca. Lo que es totalmente cierto. No soporto que sea tan linda. Pero sobre todo porque no es linda linda, "Valeria Mazza linda". Es linda porque tiene un algo. Es linda "Scarlett Johansson linda". Listo, lo reconozco. Pero mi antipatía por Johansson viene desde hace rato. Viene de esa película que nunca supe cómo se llamaba, donde hace de la versión adolescente rebelde de la nenita rusa o yugoslava o checoslovaca que queda en su país natal cuando sus padres huyen buscando el sueño americano, repatriándola más tarde y provocando que la pibita nunca se adapte a esa vida occidental. Y viene más que nada de haberla visto en Scoop tratando de hacerse la inocente-simpática. Scarlett: no te lo cree nadie. No así con su personaje en Matchpoint, ese te lo creíamos todos. (Sí, ya sé que muchas personas, especialmente el público masculino, que con la sola mención de Scarlett empiezan a babear y a balbucear incoherencias, van a disentir conmigo. Y bueno, así es la vida.) Cierro paréntesis.

Pero bueno, una cosa no quita la otra, y para que vean que no soy resentida, acá tengo que darle crédito a Johansson, tantas veces defenestrada por mí. Obvio, está inaguantablemente linda. Pero también espontánea y sincera y transparente. Así que por un rato me cae bien.
Como agarré la película por la mitad, no me enteré hasta una vez terminada de qué iba la historia, ni siquiera sabía el nombre. Una vez más imdb.com contribuyó en ilustrarme: En A Love Song For Bobby Long (hacía falta un nombre taaaan empalagoso?), Johansson es Pursly, una chica cuya madre, Lorraine, cantante ella y víctima de numerosos vicios, borrose durante toda su infancia, teniendo que criarse prácticamente sola. Como es de esperarse, Pursly es un desastre. Y cuando Lorraine muere, la chica tiene 18 años y hereda la casa que ella compartía con otros dos individuos, Bobby (John Travolta, que tan pero tan lejos está del personaje horrible que hacía en Grease que me viene a la cabeza cada vez que lo nombran), un profesor de universidad retirado que carga con una historia bastante pesada en su espalda, y Lawson (Gabriel Match, y acá tomamos un poco de venganza nosotras) quien fue alumno de Bobby, y que fanatizado, se terminó convirtiendo en su sombra y mejor amigo. Pursly, para poder conservar su herencia, se ve obligada a mudarse con los dos muchachos, enfermos de la literatura y de vinos, cerveza y prácticamente cualquier sustancia inflamable, a la casa en Nueva Orleans.

Hay solamente dos lugares de Estados Unidos que me gustaría conocer: Nueva York y Nueva Orleans. Y más después de ver la película. Atardeceres naranjas, sauces, lagos pantanosos, bares oscuros y bastante ruinosos. Y obvio, la música. Se debe respirar en el aire ahí; el jazz y la música negra están tan arraigados en esa tierra que se hacen inseparables (interesantísima banda de sonido, además).

Al final no dormí un corno. Pero no fue una mala forma de pasar una tarde de frío, tapada hasta los ojos y viendo cómo se pone el sol en Nueva Orleans desde la cama.


viernes, 11 de abril de 2008

Sólo los Chicos (y Mex)


Hace unos días me acordaba del For Fai y recurrí esperanzada a Youtube, a ver si aparecía alguna punta de lo que era ese enorme programa. Y sí, obvio, encontré algunas cosas. Youtube se está convirtiendo en el gran soporte de los programas de culto de los que nos acordamos con nostalgia. Yo tenía menos de 10 años en esa época, hay montones de cosas que pasaba por alto. Pero después de ver esos videos, volvió todo.

El mundo For Fai era muy bizarro. Lleno de mini profesionales, opinólogos, obreros, amas de casa, etc. que parecen chicos pero hablan como grandes; ese mundo estaba como estancado en algún lugar de los 50, gobernado por el líder político/dueño de la corporaciónForFai (que acá vendría a significar algo así como "El Sistema"), Orwell For Fai. Nunca supimos muy bien quién era, además de un gran Dueño del Todo. Pero tenía a su vocero, Mario Podestá (el siempre bien ponderado Mex Urtizberea). Y toda una maquinaria de propaganda política a su servicio en un mundo que parecía en pleno desarrollo industrial, sindicatos y movimientos militantes incluídos (como por ejemplo, el Movimiento Anarquista de Fabricantes de Empanadas). Todo un universo bien completito era el mundo For Fai.

Una pavada de concepto, no? Más si se tiene en cuenta que era un programa para chicos que pasaban en Cablín (aunque más tarde pasó por América y TyC), que además estaba también hecho por niñitos de entre 6 y 15 años todos ellos, capaces de pasarle el trapo sin ninguna dificultad a cualquier pichón de Cris Morena si de talento se trata. Era todo improvisación lo de los purretes: un par de pautas para la escena, y de ahí al aire.

Así que para los nostálgicos como quien les escribe o para los que nunca siquiera escucharon de la existencia de Magazine For Fai, acá hay una muestra de cómo iba el tema. Como decía Mario, nos vamossssss, por allá (abajo).


Con talkshow y todo: "Mesa con Gente"





(Se hace evidente a veces lo quemados que estaban algunos de lo pibes. Los mandaban a la tele para que no rompieran en la casa.)




Un clásico: Bellini, el mentalista de la corporación













(con respecto al título: soy muy mala, horrible, para elegir títulos, por eso muchas veces uso canciones o frases hechas. "Sólo los chicos" no es muy bueno que digamos, pero teniendo en cuenta que podría haber usado otras canciones como "Que se vengan los chicos", el que elegí la rompe. Además en el verano pasaron en Volver un recital de Fito en el Gran Rex en el 90, de esos buenos tiempos de Tercer Mundo, y hay una versión que hace con los Illia Kuryaki, un par de borregos por ese entonces, que redimió la canción.)

martes, 8 de abril de 2008

Teorías


Teoría 1: Cuando se tiene ciertas cosas en común con otra gente, ciertos gustos, como libros, música, películas y esas cosas, el mundo se hace menos que un pañuelo. Posiblemente tengan los mismos discos en sus casas que los vuelven locos, vean compulsivamente las mismas series de televisión, apilen los mismos libros en sus bibliotecas y, más que probable, te los encuentres en todos lados.

Y apoyando lo que digo, habla sabiamente Rob (High Fidelity): "I agreed that what really matters is what you like, not what you are like. Books, records, films, these things matter. Call me shallow but it's the fuckin' truth". ("Acordé que lo que realmente importa es lo qué es lo que te gusta, no qué es lo que sos. Libros, discos, películas, esas cosas importan. Llámenme superficial, pero es la maldita verdad.")


Teoría 100% confirmada empíricamente por mí; tengo una lista de nombres y situaciones que lo comprueban.



Teoría 2: Si tipos como Hendrix hubieran sobrevivido más tiempo del que vivieron, el mundo hubiera explotado. Directamente. Eran sencillamente demasiado talentosos, demasiado sensibles y demasiado buenos para aguantar acá, o mejor, que esto aguantara con ellos haciendo sus cosas (mamadera, si Hendrix hizo lo que hizo en, redondeando para arriba, 5 años, qué nos hubiera esperado si seguía un par de décadas más). De todas formas, nunca hubieran llegado a viejos. No me imagino a Janis agonizando en un hospital a los 80, rodeada de nietitos. Se tenían que ir haciendo ruido.

Teoría 2 Bis

La excepción a la regla, que siempre la hay, tiene que ser Dylan. Lo más lógico hubiera sido que espichara en el accidente de moto del 66; que quedara congelado en el poster del músico consumido por los excesos de rock, y encima coronando su corta vida con un Blonde on Blonde. Tipo Janis con Pearl (los discos post mortem siempre quedan bien en estos casos). No le faltaba nada al mito, ni siquiera en ese momento.

Pero no. Aguantó nomás (después de desaparecer repentinamente y por un rato largo, como para dejar a todos con las ganas, revive de de las cenizas. Perfecto, de película. Dicen las malas lenguas que en realidad el accidente no fue nada grave, que lo usó para desaparecer de escena por un tiempo. Si se trató de una movida de prensa, qué buena que fue.). Por suerte para todos nosotros, obvio. Pensar que nos hubieramos perdido Nashville Skyline, New Morning, los tremeeeendos últimos discos, BLOOD ON THE TRACKS! me resulta simplemente horroroso, no quiero ni pensarlo.

Discutiendo el tema con mi amigo Charly, él dijo "Es que Dylan es Dios". Yo diría que más que ser Dios, lo que el tipo hizo fue venderle el alma al diablo. Mucho más probable.


martes, 1 de abril de 2008

Uno para hoy


"thrash/black metal/rap cristiano" se autoclasifican los Vetiver en su página de Myspace. Pero nada que ver. En realidad, si hay que meterlos en alguna de las bolsas de los géneros, irían en esa del new folk. Pero no me gustan mucho las etiquetas, así que tampoco importa.


No tengo mucho tiempo para desarrollar, nada más tiro recomendación y me las pico: To Find Me Gone, segundo disco de Vetiver, banda liderada por Andy Cabic que anduvo por estos pagos el año pasado, tocó en La Trastienda para el Nuevos Aires Folk 2007 y que tienen un batero fanático de nuestro Luis Alberto Spinetta. Y el resto, averiguenlo escuchando el disco por aquí.